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Una crisis

puede ser el desencadenante para el nacimiento de

una empresa nueva y competitiva. En el caso del fabricante de yogur

catalán La Fageda, el punto de partida fue la crisis personal de

su fundador, Cristóbal Colón, quien, tras años de ejercer como

psiquiatra en una institución mental, comenzó a dudar de las

recetas de su profesión y decidió poner en marcha en los

años ochenta un proyecto muy singular. Se había dado cuenta

de que el trabajo en la vida de una persona es algo funda-

mental. La Fageda da empleo en la actualidad a 256 personas

que padecen trastornos mentales, produce alrededor de 80

millones de yogures y factura 20 millones de euros al año. Por

su parte, Josep Maria Lloreda, hijo de un fabricante de piezas

de reloj, al heredar la empresa tuvo que repensar su negocio

debido a la crisis económica de los noventa, cuando la mayo-

ría de sus clientes quebró. El disolvente de grasa KH7, de for-

mulación propia y que utilizaban para limpiar las piezas, se

convirtió en el trampolín y producto estrella de KH Lloreda,

que emplea hoy a 85 personas y cuenta con una cifra de ne-

gocios de 50 millones de euros. Ambos empresarios hablaron

de sus experiencias durante el Encuentro Empresarial Hispano-

Alemán celebrado en Barcelona con ocasión de los 100 años

de la Cámara de Comercio Alemana para España. Ambas em-

presas operan exitosamente en segmentos de mercado alta-

mente competitivos. Las dos han superado los fuertes vaivenes

de la reciente crisis económica en España. La Fageda se rige por

la filosofía de la venta cercana y se limita deliberadamente al

mercado catalán. Durante la recesión, KH7 puso en marcha el

motor de la exportación y es hoy una marca reconocida en 22

países fuera de España.

Incluso una economía nacional, como suma de actores, pue-

de verse obligada en una crisis a repensar su modelo de ne-

gocio, es decir, el modelo de crecimiento y, si es posible, a

reubicarse. Aupada en un crecimiento económico que parecía

flotar sobre una ola de construcción, vivienda y crédito, Espa-

ña había descuidado su competitividad. Después del estallido

de la gran recesión, con el pinchazo de la burbuja y la preci-

pitación en el abismo de miles de empresas, el tema de la

competitividad se hizo sitio en los pasillos ministeriales. De

hecho, continúa siendo una de las prioridades en la fase de

recuperación iniciada en 2014. "España es una economía

competitiva", recalcó Luis de Guindos, ministro de Economía,

Industria y Competitividad, durante el Encuentro Empresarial

Hispano-Alemán. En este sentido, hizo hincapié en la meta-

morfosis de la balanza comercial española. Antes de la crisis,

con un déficit del 10 por ciento, el país mostraba enormes

problemas de competitividad a nivel internacional y una de-

pendencia permanente del capital externo, una cuestión en la

que ahora se ha dado un fuerte golpe de timón. Por quinto

año consecutivo, la balanza de pagos concluirá 2017 con un

superávit. La economía también evoluciona con solidez en

2017, con una tasa de crecimiento real de más del 3 por cien-

to en comparación con el año anterior (2015: 3,4 por ciento;

2016: 3,3 por ciento). "Este crecimiento no se basa en una burbuja

de crédito ni en la vivienda, sino en la exportación de bienes y servi-

cios y en la inversión", destacó de Guindos sobre la nueva calidad de

la dinámica en comparación con el periodo anterior a la crisis.

La perspectiva macroeconómica

El producto interior bruto español crece hoy de manera más sostenible.

La cuota de la industria de la construcción se redujo a la mitad en 2016

a precios corrientes hasta el 5 por ciento, en comparación con su máxi-

mo en 2008. Por otra parte, la cuota de las exportaciones de bienes y

servicios aumentó de un cuarto del PIB a un tercio (la exportación de

bienes al 23 por ciento). Según la Organización Mundial del Comercio

(OMC), el país ibérico ocupa actualmente el puesto 16 en el mundo, el

puesto 11 atendiendo solo a los servicios. El Ministerio de Economía

calcula en casi 149.000 las empresas exportadoras en 2016, lo que re-

presenta un 50 por ciento más que en 2007. El número ha crecido en

todos los sectores industriales, especialmente en los sectores de inver-

sión y bienes de consumo. El problema es que solo un tercio de estas

empresas exporta regularmente. Para el resto se trata de una actividad

esporádica.

Las condiciones han mejorado. España ha sido capaz de ganar competiti-

vidad. Un estudio de la Fundación BBVA y el Instituto de Investigaciones

Económicas IVIE demuestra que la productividad del capital se ve lastrada

aún por los años de construcción desbocada en la forma de inversiones

en edificaciones de poco rendimiento. Sin embargo, se ven también me-

joras graduales en la productividad laboral. Si bien esta aumentaba en los

años setenta y ochenta al ritmo de otros países europeos, en los años no-

venta prácticamente se desvaneció hasta poco antes del estallido de la

crisis global. Esto podría haberse debido al crecimiento del sector de la

construcción, un negocio que, en su mayor parte, no está expuesto direc-

tamente a la competencia internacional y que, en términos de mano de

obra y capital, no se cuenta entre los más productivos. Con el colapso del

sector y la consiguiente recesión, la productividad laboral volvió lenta-

mente a crecer, si bien con un elevado coste social, por la pérdida de mi-

llones de empleos. Desde entonces, la economía ha vuelto a crecer y crear

nuevos puestos de trabajo, manteniendo un desarrollo ligeramente positi-

vo de la productividad. Sin embargo, en general sigue persistiendo una

brecha clara respecto a países como Alemania y Francia.

11

economía

HISPANO-ALEMANA

Nº 4/2017

foto: Hallotex

Productividad de la economía

(PIB por hora de trabajo en USD,

precios constantes a paridad de poder adquisitivo)

1995 2000 2005 2008 2015

OCDE

N.d.

38,9

42,7

43,9

46,8

EE. UU.

44,8

50,4

57,1

58,5

63,1

Japón

31,4

35,2

38,3

38,7

41,4

UE28

36,3

40,1

43,3

44,2

47,3

Francia

47,7

52,2

56,0

56,7

59,4

Alemania 46,0

50,6

54,4

56,4

59,2

Reino Unido 36,8

41,0

45,6

47,1

47,8

Italia

44,9

47,3

47,6

47,2

47,7

España

40,7

40,9

41,4

42,3

46,9

Fuente: Base de datos de la OCDE